lunes, 4 de marzo de 2013

DORMIR EN EL VATICANO Por Carlos Bernal Romero

Para  Mamá  Carlota
Una  de  las  mujeres  más  importantes  de  la:
  Historia  de  México

¿A  quién  le  renuncia  un  Papa?
Judas

Hablando  del  Vaticano,  la  única  mujer,  incluidas  las  amantes  de  los  papas,  que  ha:

DORMIDO  EN
EN  EL  VATICANO

En  la  Historia  de  la  Humanidad  es:

MARÍA  AMALIA  CARLOTA
VICTORIA  LEOPOLDINA  CLEMENTINA  DE  BÉLGICA
EMPERATRIZ  DE  MÉXICO

El  30  de  septiembre  de  1866

domingo, 3 de marzo de 2013

PREGUNTA AUTÓNOMA PA’L DIABLO Por Carlos Bernal Romero


¡Qué   desmadre  estamos  haciendo!
Oído en  un  CCH

Cuando  le  preguntaron  a:

MIGUEL ÁNGEL
MANCERA  ESPINOSA

La  razón  por  la  que  no  intervenía  para  solucionar  la  toma  de  la:
DIRECCIÓN GENERAL
DE  CCH

Puso  como  pretexto  la  autonomía  universitaria

El  viernes  01 de marzo  un  grupo  de:

ESTUDIANTES  (COMILLAS)
DE  CCH  SUR

Hicieron  desmanes  en  su  camino  hacia  Ciudad Universitaria,  ante  la  complaciente  mirada  de  la  Policía  que  sólo  los  observabaObviamente  no  actuaron  por  aquello  de   la  autonomía.

Por  eso  le  preguntamos  al  Diablo:

¿Territorialmente  la  autonomía  de  la  UNAM  abarca:

Insurgentes  Sur,  Av. UniversidadPedregalSan ÁngelCopilco,  Av.  Del Imán  el  Ajusco,  San Jerónimo, Av. Revolución  Magdalena Contreras  y  el  Periférico

ahí  cualquiera  que  se  diga  universitario  puede  hacer  cualquier  tipo  de  atrocidades  por qué  lo  protege  la:

AUTONOMÍA
UNIVERSITARIA?

sábado, 2 de marzo de 2013

El hombre que estorbaba. Por: Mario Vargas Llosa (1)


El escritor peruano escribió su opinión sobre el ahora ex Papa Benedicto XVI, vale la pena leerlo. 

Nota: El subrayado es nuestro


No sé por qué ha sorprendido tanto la abdicación de Benedicto XVI; aunque excepcional, no era imprevisible. Bastaba verlo, frágil y como extraviado en medio de esas multitudes en las que su función lo obligaba a sumergirse, haciendo esfuerzos sobrehumanos para parecer el protagonista de esos espectáculos obviamente írritos a su temperamento y vocación. A diferencia de su predecesor, Juan Pablo II, que se movía como pez en el agua entre esas masas de creyentes y curiosos que congrega el Papa en todas sus apariciones, Benedicto XVI parecía totalmente ajeno a esos fastos gregarios que constituyen tareas imprescindibles del Pontífice en la actualidad. Así se comprende mejor su resistencia a aceptar la silla de San Pedro que le fue impuesta por el cónclave hace ocho años y a la que, como se sabe ahora, nunca aspiró. Sólo abandonan el poder absoluto, con la facilidad con que él acaba de hacerlo, aquellas rarezas que, en vez de codiciarlo, desprecian el poder.

No era un hombre carismático ni de tribuna, como Karol Wojtyla, el Papa polaco. Era un hombre de biblioteca y de cátedra, de reflexión y de estudio, seguramente uno de los Pontífices más inteligentes y cultos que ha tenido en toda su historia la Iglesia católica. En una época en que las ideas y las razones importan mucho menos que las imágenes y los gestos, Joseph Ratzinger era ya un anacronismo, pues pertenecía a lo más conspicuo de una especie en extinción: el intelectual. Reflexionaba con hondura y originalidad, apoyado en una enorme información teológica, filosófica, histórica y literaria, adquirida en la decena de lenguas clásicas y modernas que dominaba, entre ellas el latín, el griego y el hebreo.

Aunque concebidos siempre dentro de la ortodoxia cristiana pero con un criterio muy amplio, sus libros y encíclicas desbordaban a menudo lo estrictamente dogmático y contenían novedosas y audaces reflexiones sobre los problemas morales, culturales y existenciales de nuestro tiempo que lectores no creyentes podían leer con provecho y a menudo —a mí me ha ocurrido— turbación. Sus tres volúmenes dedicados a Jesús de Nazaret, su pequeña autobiografía y sus tres encíclicas —sobre todo la segunda, Spe Salvi, de 2007, dedicada a analizar la naturaleza bifronte de la ciencia que puede enriquecer de manera extraordinaria la vida humana pero también destruirla y degradarla—, tienen un vigor dialéctico y una elegancia expositiva que destacan nítidamente entre los textos convencionales y redundantes, escritos para convencidos, que suele producir el Vaticano desde hace mucho tiempo.


A Benedicto XVI le ha tocado uno de los períodos más difíciles que ha enfrentado el cristianismo en sus más de dos mil años de historia. La secularización de la sociedad avanza a gran velocidad, sobre todo en Occidente, ciudadela de la Iglesia hasta hace relativamente pocos decenios. Este proceso se ha agravado con los grandes escándalos de pedofilia en que están comprometidos centenares de sacerdotes católicos y a los que parte de la jerarquía protegió o trató de ocultar y que siguen revelándose por doquier, así como con las acusaciones de blanqueo de capitales y de corrupción que afectan al banco del Vaticano.

El robo de documentos perpetrado por Paolo Gabriele, el propio mayordomo y hombre de confianza del Papa, sacó a la luz las luchas despiadadas, las intrigas y turbios enredos de facciones y dignatarios en el seno de la curia de Roma enemistados por razón del poder. Nadie puede negar que Benedicto XVI trató de responder a estos descomunales desafíos con valentía y decisión, aunque sin éxito. En todos sus intentos fracasó, porque la cultura y la inteligencia no son suficientes para orientarse en el dédalo de la política terrenal, y enfrentar el maquiavelismo de los intereses creados y los poderes fácticos en el seno de la Iglesia, otra de las enseñanzas que han sacado a la luz esos ocho años de pontificado de Benedicto XVI, al que, con justicia, L’Osservatore Romano describió como “un pastor rodeado por lobos”.


Pero hay que reconocer que gracias a él por fin recibió un castigo oficial en el seno de la Iglesia el reverendo Marcial Maciel Degollado, el mejicano de prontuario satánico, y fue declarada en reorganización la congregación fundada por él, la Legión de Cristo, que hasta entonces había merecido apoyos vergonzosos en la más alta jerarquía vaticana. 

Benedicto XVI fue el primer Papa en pedir perdón por los abusos sexuales en colegios y seminarios católicos, en reunirse con asociaciones de víctimas y en convocar la primera conferencia eclesiástica dedicada a recibir el testimonio de los propios vejados y de establecer normas y reglamentos que evitaran la repetición en el futuro de semejantes iniquidades. Pero también es cierto que nada de esto ha sido suficiente para borrar el desprestigio que ello ha traído a la institución, pues constantemente siguen apareciendo inquietantes señales de que, pese a aquellas directivas dadas por él, en muchas partes todavía los esfuerzos de las autoridades de la Iglesia se orientan más a proteger o disimular las fechorías de pedofilia que se cometen que a denunciarlas y castigarlas.

Tampoco parecen haber tenido mucho éxito los esfuerzos de Benedicto XVI por poner fin a las acusaciones de blanqueo de capitales y tráficos delictuosos del banco del Vaticano. La expulsión del presidente de la institución, Ettore Gotti Tedeschi, cercano al Opus Dei y protegido del cardenal Tarcisio Bertone, por “irregularidades de su gestión”, promovida por el Papa, así como su reemplazo por el barón Ernst von Freyberg, ocurren demasiado tarde para atajar los procesos judiciales y las investigaciones policiales en marcha relacionadas, al parecer, con operaciones mercantiles ilícitas y tráficos que ascenderían a astronómicas cantidades de dinero, asunto que sólo puede seguir erosionando la imagen pública de la Iglesia y confirmando que en su seno lo terrenal prevalece a veces sobre lo espiritual y en el sentido más innoble de la palabra.

Joseph Ratzinger había pertenecido al sector más bien progresista de la Iglesia durante el Concilio Vaticano II, en el que fue asesor del cardenal Frings y donde defendió la necesidad de un “debate abierto” sobre todos los temas, pero luego se fue alineando cada vez más con el ala conservadora, y como Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (la antigua Inquisición) fue un adversario resuelto de la Teología de la Liberación y de toda forma de concesión en temas como la ordenación de mujeres, el aborto, el matrimonio homosexual e, incluso, el uso de preservativos que, en algún momento de su pasado, había llegado a considerar admisible.


Esto, desde luego, hacía de él un anacronismo dentro del anacronismo en que se ha ido convirtiendo la Iglesia. Pero sus razones no eran tontas ni superficiales y quienes las rechazamos, tenemos que tratar de entenderlas por extemporáneas que nos parezcan. Estaba convencido que si la Iglesia católica comenzaba abriéndose a las reformas de la modernidad su desintegración sería irreversible y, en vez de abrazar su época, entraría en un proceso de anarquía y dislocación internas capaz de transformarla en un archipiélago de sectas enfrentadas unas con otras, algo semejante a esas iglesias evangélicas, algunas circenses, con las que el catolicismo compite cada vez más –y no con mucho éxito— en los sectores más deprimidos y marginales del Tercer Mundo. La única forma de impedir, a su juicio, que el riquísimo patrimonio intelectual, teológico y artístico fecundado por el cristianismo se desbaratara en un aquelarre revisionista y una feria de disputas ideológicas, era preservando el denominador común de la tradición y del dogma, aun si ello significaba que la familia católica se fuera reduciendo y marginando cada vez más en un mundo devastado por el materialismo, la codicia y el relativismo moral.

Juzgar hasta qué punto Benedicto XVI fue acertado o no en este tema es algo que, claro está, corresponde sólo a los católicos. Pero los no creyentes haríamos mal en festejar como una victoria del progreso y la libertad el fracaso de Joseph Ratzinger en el trono de San Pedro. Él no sólo representaba la tradición conservadora de la Iglesia, sino, también, su mejor herencia: la de la alta y revolucionaria cultura clásica y renacentista que, no lo olvidemos, la Iglesia preservó y difundió a través de sus conventos, bibliotecas y seminarios, aquella cultura que impregnó al mundo entero con ideas, formas y costumbres que acabaron con la esclavitud y, tomando distancia con Roma, hicieron posibles las nociones de igualdad, solidaridad, derechos humanos, libertad, democracia, e impulsaron decisivamente el desarrollo del pensamiento, del arte, de las letras, y contribuyeron a acabar con la barbarie e impulsar la civilización.

La decadencia y mediocrización intelectual de la Iglesia que ha puesto en evidencia la soledad de Benedicto XVI y la sensación de impotencia que parece haberlo rodeado en estos últimos años es sin duda factor primordial de su renuncia, y un inquietante atisbo de lo reñida que está nuestra época con todo lo que representa vida espiritual, preocupación por los valores éticos y vocación por la cultura y las ideas.

(1). MARIO VARGAS LLOSA. El hombre que estorbaba. La cuarta Página. Opinión, periódico El País24 de febrero del 2013.
Encontrado en: http://elpais.com/elpais/2013/02/21/opinion/1361447726_090824.html
Fecha de consulta: 2 de marzo del 2013



WENDY GONZÁLEZ SALINAS UNA BELLEZA DESPERDICIADA Por Carlos Bernal Romero

Wendy González  no  es  bonitaes   lo  que  le  sigue
Andrea Bocelli



Cada  vez  que  observamos:
COMO DICE EL DICHO
MARTES  Y  JUEVES
(17:1518:15 p.m.)

que  por  cierto  es  un  excelente  programa  y:

NOS  DELEITAMOS  CON:
WENDY GONZÁLEZ  SALINAS
17 DE AGOSTO DE 1985MONTERREY, NUEVO LEÓN)

nos  damos  cuenta  que  está  completamente  desperdiciada.

En  dicha  emisión  aparece  máximo  10 minutos  y  actualmente  no  se  encuentra  en  ninguna  telenovela,  por  lo  que  solo  la  vemos  en  pantalla  alrededor  de  20 minutos.

También  el  cine  la  tiene  absurdamente  olvidada  porque  nada más   ha  realizado  una  sola  película:

BIENVENIDO PAISANO
(RAFAEL VILLASEÑOR KURI  2006)

pero  ningún  otro  director  la  ha  vuelto  a  llamar

En  octubre del 2011  la:

REVISTA  H


NOS  REGALO  TODO  SU  ENCANTO

Regresando  al  cine,  a  principios  del  2013parece  ser  que  seguirá  siendo  ignorada  por  la  cinematografía  nacional  y  no  aparecerá  en  alguna  de  las  aproximadamente  40  películas  que  se  estrenarán  este  año.

Entonces  que  vaya  este  ensayo  a  manera:

DE  DESAGRAVIO
PARA  SU  BELLEZA  ATEMPORAL

Y:
COMO  PROTESTA
ANTE  ESTE  PECADO  DE  OMISIÓN

viernes, 1 de marzo de 2013

CONOZCAN AL HOMBRE DE COAPA Por Carlos Bernal Romero

Si  Atila (1)  vivieraseguramente  sería  porrista  del  América
Oído en el  Estadio  Neza 86

La  violencia  no  se  entiende  ni  debería  ser  permitida  en  ningún  lugar  bajo  ninguna  circunstancia,  esto  incluye  por  supuesto a  los  estadios  de  fútbol.

Pero  justificando  a  los  aficionadosporras  barras,  sus  sentidos  están  alterados  un  poco  antesdurante  y  aproximadamente   una  hora  después  de  terminado  el  partido.

Eso  aunado  al  alcohol  de  las  cervezas;  la  euforia  de  la  victoria;  la  rabia  de  la  derrota  y  hasta  con  el  pretexto  del  empate,  se  puede  entender:

LA  VIOLENCIA  CONTRA  
AFICIONADOS  0   PORRAS  DEL  EQUIPO  CONTRARIO

Pero  si  la  violencia  es:

ENTRE  GRUPOS  DEL  MISMO  CLUB  (2)
EN  VEZ  DE  BARRAS,  SON:
HORDAS  DE  SALVAJES

Obviamente  no  se  trata  de  gente  común  o  normal,  sino  que  pertenecen  a  una   tribu  de  hombres  primitivos  que  pertenecen al:

HOMBRE  DE  COAPA
MONUMENTAL
Y:
KAOZ 48

Las  características  del  Hombre  de  Coapa  son:

1).- Americanista

2).-  Primitivo

3).-  Salvaje

4).-  Puto  (3)

Sabemos  que  la  palabra  políticamente  correcta  es  homosexual,  pero  la  frase en:  Televisión  (De  cable),  teatro  cine  y  literatura  dice:

ES  PUTO
Y  LE  VA  AL  AMÉRICA

No:

Es  homosexual  y  le  va  al  América

Entonces  cuando  vean  a  uno  de  seres  caminar  hacía  ustedeshuyan:

Recuerden  son  americanistas

(1).- Caudillo  conocido  por  su  extrema  violencia

www.intoleranciadiario.com/detalle_noticia.php?n.

(3).-  Para  Fernanda Tapia  y  Fernando Rafael  significa  cobarde